- "Durante esos días fueron luciérnagas temblando en el cielo nocturno. Respuestas susurradas. Verano, luz, cielos azules. Kilómetros bajo el sol de la mañana y silencios rotos por miradas llenas de palabras. Piel con piel, poesía para el corazón. Vértigo. Pero, sobre todo, fueron besos, muchos besos, besos rápidos, besos con los ojos cerrados, besos durante la noche, besos con sabor a sal, besos en mitad de una sonrisa...".
- "El amor no nos deja decidir. Qué fácil sería si pudiésemos hacerlo; entonces, no habría llorado durante años por un hombre que me abandonó por otra persona. Y lo hice. Por aquel entonces y antes de morir, mi madre me dijo una vez algo que me marcó: el amor es como tropezarse con una semilla desconocida. Algunas ni siquiera llegan a germinar por mucho abono que le tires, por mucho que las riegues y las cuides; pero otras, las que sí lo hacen y brotan, lo hacen cada una a su ritmo. La magia del amor es que no sabes de qué color serán sus flores, y quizá quieras que salgan rojas, pero acaben siendo blancas; tampoco puedes adivinar si ese tallo que ahora es pequeño terminará lleno de espinas afiladas o, si un día, de repente, se marchitará".
"Y ahí estaban, desnudándose con ropa, desnudándose de otra forma más visceral y dolorosa que el acto de quitarse una prenda y después otra, porque desabrochar los botones del alma era abrir el corazón y dejarse ver con todas las debilidades, miedos y cicatrices".
"Si era cierto que la vida estaba hecha de pequeños momentos, ella se quedaba con todos esos, con los más insignificantes, aunque también los más reales, con los que no estaban planificados antes de disparar el clic de una cámara de fotografías, los espontáneos. Por que, cuando echaba la vista hacía atrás...no recordaba escenas memorables ni frases grandilocuentes de esas tan perfectas que parecen formar parte del guión de una película".
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